En aquella
época el hospital era un lugar con inmoralidad y solo las personas con mala vida
y problemas de alcoholismo, por lo regular eran mujeres ignorantes e incompetentes,
así que cuando Florence le dice eso a sus padres lo ven como una falta de
respeto a su vida social y no quieren que Florence se dedique a eso.
En 1850 su padre finalmente se dio por vencido y le permitió entrenarse como enfermera en Alemania. A su hermana le quedó tan difícil aceptar que Florence era tan independiente que sufrió una crisis nerviosa en 1852. Eso la forzó a volver a cuidarla. Pero en agosto de 1853 finalmente logró lo que quería: fue nombrada superintendente en un hospital de mujeres en Harley Street, Londres.
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